El ciclo de vida de un producto (en este caso el cobre) consiste en un seguimiento que va desde la extracción de la materia prima (en la mina), su manufactura, transporte y uso, hasta el manejo del residuo, incluyendo su reciclado y disposición final. Es toda una red inventariada de insumos materiales, energéticos y emisiones gaseosas, líquidas y sólidas, que se utilizaron para cada etapa de la vida del metal rojo.

Codelco identificó 20 productos comerciales, clasificados de acuerdo a la división que provienen, el tipo de mina y por la línea de proceso (óxidos o súlfuros). Así, se seguirá el rastro de los concentrados, cátodos electrorrefinados y electroobtenidos, ánodos y cobre refinado a fuego; y los productos del molibdeno, como concentrados y trióxido.

Cada uno de estos productos contará con un listado de flujos de entrada (energía, materiales, reactivos, agua, entre otros) y de salida (emisiones, productos y subproductos) utilizados en la generación del cobre hasta su disposición final como residuo o proceso de reciclado.
Luego viene la evaluación del ciclo de vida de estos productos, que añade criterios de impacto ambiental al inventario.

El ciclo de vida no es una metodología reciente; sin embargo, la innovación está en que la industria la está utilizando como herramienta para evaluar alternativas tecnológicas y de proceso desde una perspectiva ambiental; como información para los usuarios del producto que, a su vez, quieren realizar su propio inventario de ciclo de vida, y como una herramienta de gestión ambiental con perspectiva global.

Con este estudio, Codelco demuestra su compromiso con el medio ambiente y su postura innovadora para abordar nuevos enfoques ante el desafío de contribuir efectivamente al desarrollo sustentable.

La trayectoria de los productos
La identificación del ciclo de vida de los productos de Codelco ayudará a su promoción y comercialización en países con crecientes exigencias medioambientales.

Adicionalmente, esta información será básica para muchas empresas usuarias de cobre y molibdeno, que están requiriendo inventarios de ciclo de vida de estos productos para elaborar sus propios inventarios.

Aunque el origen de esta metodología viene de la década del 70, sólo recientemente ha sido adoptada por el sector industrial, valorándose su gran poder como instrumento de gestión ambiental, capaz de mostrar aspectos de los procesos que no resultan evidentes de los análisis de impacto ambiental más locales, generalmente centrados en la planta o en una zona.