Foto ampliada del Thiobacillus ferroxidans |
La biolixiviación es una tecnología que usa bacterias específicas para extraer (lixiviar) metales de los minerales.
Parte importante del cobre extraído desde tiempos remotos, provenía justamente de estos procesos naturales de lixiviación que ocurrían en lugares con depósitos de ese metal. Sin embargo, se pensaba que eran procesos químicos y no biológicos. Recién en la década del 40 se descubrió la existencia de estas bacterias -similares a las primeras formas de vida del planeta- que revolucionaron la definición de lixiviación como un proceso catalizado biológicamente.
Desde hace pocas décadas, la industria minera ha tratado de controlar estos procesos para recuperar más rápidamente metales de interés, como oro, cobre, zinc, níquel, cobalto, entre otros.
Con la presencia de estos microbios se logra velocidades de lixiviación de hasta un millón de veces más rápidas que si estuvieran expuestos sólo al aire y al agua. Además, el proceso usa un oxidante muy económico, el oxígeno del aire, y reactores sencillos que operan a presión atmosférica. El producto final es una solución ácida que contiene los metales en una forma más soluble.
Las bacterias son de varios tipos. Los Thiobacillus ferrooxidans y Leptospirillum ferrooxidans se agrupan como mesófilas y viven en ambientes de 40 a 45º Celsius. Otro grupo pertenece a las arqueas, cuyo nombre es Sulfolobus y que se desarrollan a 70 y 80º Celsius. Éstas han estado presentes sobre todo en zonas con alta actividad volcánica y en géisers, donde son causantes de la generación de soluciones ácidas producidas por la oxidación del azufre del lugar.