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El Cobre y la Buena Salud

Los aztecas, egipcios y romanos usaron el cobre en remedios caseros, pulseras, vendajes, cosméticos e incluso brebajes para prevenir enfermedades. Hoy en día se sabe que las personas obtienen suficiente cobre de su dieta diaria, como en los mariscos, nueces, vino tinto y chocolate. Además, se sabe que el cobre ayuda en el desarrollo de los huesos y los tejidos. En los Estados Unidos, la dosis diaria recomendada para adultos es de 2.0 mg de cobre, aunque la dosis promedio diaria es sólo de 1,0 - 1.2 mg.

Investigaciones sugieren que la deficiencia de cobre puede llevar a problemas en tejidos de conexión y en las articulaciones como la artritis.

El primer registro del uso medicinal del metal se encontró en el papiro Smith, un texto escrito entre los años 2600 y 2200 antes de Cristo.

Son reconocidos los beneficios cardiovasculares del cobre y su papel como micronutriente clave dentro del cuerpo. "El cobre es un micronutriente esencial que se requiere para las reacciones bioquímicas vitales en las células", afirma Denis J Thiele, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Michigan, en una publicación difundida por la agencia Reuters.
Añade que "sin cobre, las células no producen energía, no metabolizan el hierro ni desintoxican los radicales libres".

Thiele dirigió un estudio que demuestra que si una toxina recientemente descubierta que acompaña al cobre por las células está ausente en los mamíferos, tiene efectos desastrosos en el desarrollo de los órganos y células en el embrión.

Los médicos también afirman que el cobre es clave en la salud cardiovascular y en el crecimiento de los vasos sanguíneos, así como en la creación de sustancias que controlan las contracciones musculares y el colágeno que da elasticidad a la piel.


Carl Keen, profesor de ciencia nutricional y dietética de la Universidad de California, dijo a Reuters que era razonable especular que la deficiencia de cobre contribuye a la artritis reumatoide al estudiarse cómo el cobre actúa con dos enzimas claves en los tejidos humanos. Una de las enzimas es coagente con el cobre en ayudar a los tejidos conectivos. La otra reduce la inflamación y neutraliza radicales libres destructivos que podrían jugar un papel en el daño de los tejidos causados por ala enfermedad.

Los radicales libres, átomos reactivos o grupos de átomos que no tienen electrones pares, pueden causar un daño masivo en los tejidos cuando se oxidan en las membranas de las células, declaró Keen. Sin embargo, señaló sólo como una posibilidad en que una baja actividad de la enzima podría contribuir al daño oxidante que ocurre cerca de las articulaciones y que podría llevar a la artritis reumatoidal.

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