El metal rojo tiene innumerables propiedades que lo convierten en esencial para la vida humana, pero sus bondades van mucho más allá de lo que implica la salud. El cobre es fundamental para conservar la juventud y la elasticidad de la piel.
Según cuentan antiguos mitos y leyendas, la reinas Sheeba, Cleopatra, Nefertiti y Ginebra, famosas por su belleza, refinaban cobre y lo convertía en una delgada pasta antes de aplicarlo en su cara y en su cuerpo para retener y realzar su hermosura.
Pero más allá de los mitos, está demostrado que el cobre permite que nuestro organismo pueda utilizar la tirosina, un aminoácido que influye en la pigmentación del cabello y de la piel, y cuya deficiencia puede provocar la formación inapropiada de la elastina (uno de los componentes del tejido conjuntivo de la piel).
Manuel Olivares, investigador del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA), confirma que "el cobre es indispensable para la producción de melanina (pigmentación de la piel), así como para la función de la cuproenzima lisiloxidasa que produce el entrecruzamiento de las fibras de colágeno y elastina, que tienen que ver con la elasticidad de la piel".
La falta de elasticidad de la piel es la principal culpable de la formación de las estrías que tanto angustian a millones de personas, pues cuando aparecen no existe método cosmético ni quirúrgico que pueda borrarlas, sólo atenuar. Por eso la mejor forma de solución es la prevención.
Los especialistas afirman que la ausencia de elasticidad puede ser provocada por la falta de vitaminas E, C, B5, y de minerales como el zinc, el cobre y el silicio. Por tanto, sobre todo en los períodos de más riesgo hay que poner atención en que la dieta contenga estos nutrientes.