La cantidad de cobre que tenemos en nuestro cuerpo es tan pequeña que cabría en la cabeza de un alfiler, pero eso no impide que sea un elemento fundamental en nuestra salud y en el desarrollo de un niño que está por nacer.
Hoy se cree que el cobre podría ser más importante para la salud del feto que el nivel de ácido fólico de la madre o que ésta deje de fumar o de beber alcohol, según un estudio realizado por científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Michigan de Estados Unidos.
El cobre es crucial para la formación óptima del cerebro y sistema nervioso de un niño, es responsable de la producción y mantención de la mielina, el material que rodea y protege las células nerviosas y cerebrales, y desempeña, además, una función en la fabricación de neurotransmisores.
El cobre es de suma importancia durante el embarazo, ya que interviene en la formación de glóbulos rojos. Debido a que la cantidad de sangre se duplica a lo largo del embarazo, el cobre se convierte en un mineral indispensable en la dieta, ya que también desempeña un rol fundamental en la regeneración de tejidos y en la salud capilar e interviene en el desarrollo del corazón, arterias, vasos sanguíneos, esqueleto y sistema nervioso del bebé.
Como el cuerpo humano no produce cobre, éste se obtiene, fundamentalmente, de los alimentos, por lo que una mujer embarazada debe tener especial cuidado en ingerir una dieta equilibrada y saludable, que le asegure todos los nutrientes necesarios para su hijo. La dosis recomendada de cobre que debe ingerir una mujer embarazada es entre 3 mg. y 4 mg. diarios.