Una vez determinadas las especies que se adapten a las condiciones de la bahía, el objetivo del programa es forestar la zona para aminorar el levantamiento de material particulado (arena) hacia el ambiente por efecto del viento y también evitar el avance de las dunas.
En el marco de un convenio entre división Salvador y la Conaf, desde hace más de un año se lleva a cabo un programa piloto que estudia la factibilidad de forestar la playa de Chañaral. Hasta el momento, se ha experimentado con 16 especies arbóreas, 6 especies arbustivas y algunas herbáceas, de las cuales se elegirán las que se adaptan mejor al clima y al tipo de sustrato de la bahía. Luego se llevará a cabo un proyecto de forestación masivo del área para controlar el avance de las dunas.
Hasta el momento se han obtenido resultados muy importantes respecto de dos especies de cachiyuyo (Atriplex Numularia y Atriplex Amibacata), que "son arbustos nativos de la zona y que pueden sobrevivir con aguas y suelo de alto contenido de sal, además tienen la especial cualidad de que su fotosíntesis la realizan durante la noche, guardando la energía solar del día para evitar su deshidratación", explica el ingeniero forestal, Ricardo Crisóstomo, coordinador del programa.
Para el riego se utiliza agua semi-salobre de un pozo de no más de un metro de profundidad, ubicado en el lugar de las pruebas, y que puede ser utilizada para regar ciertas especies.
Los trabajadores que participan de este proyecto utilizaron materiales del sector, como totora que está en la playa, para construir un cierre que impide el avance de la arena al área de ensayo. Ello ha facilitado el manejo de las especies, además de utilizar mucho ingenio en sus labores, como la confección de una artesanal bomba manual que sirve para extraer el agua del pozo y almacenarlo en estanques.