Investigaciones concluyen que el cobre, nuestro primer producto de exportación, es excelente aislante acústico. Además, comparado con otros metales usados como aislantes, el cobre tiene ventajas insuperables: es más barato que el plomo y más denso que el aluminio y el acero.
El cobre ha sido largamente usado en la historia de la arquitectura exterior e interior por ser de gran belleza, resistente, versátil e inoxidable |
Un estudio realizado en Chile sobre las propiedades acústicas del cobre, arrojó alentadores resultados. En EEUU y Europa, cuando se requieren lugares con gran aislación -como estudios de grabación o espacios gubernamentales-, se recubren las paredes con láminas de plomo. Sin embargo, el cobre le supera en ventajas: "el plomo es el campeón en el tema de la aislación, porque es el metal más denso que existe, pero el cobre es mucho más barato y su densidad no es tan lejana", explica Jaime Delannoy, director de Ingeniería Civil en Sonido y Acústica de la Universidad Vicente Pérez Rosales y quien dirigió dicho estudio.
Según los investigadores, en las mediciones a escala y comparando con otros materiales, el metal rojo posee las tres propiedades físicas necesarias para ser un excelente aislante del ruido. Tiene muy buena masa (sólo superada por el plomo), mayores índices de amortiguamiento interno y menor rigidez.
Al no ser demasiado rígido, amortigua mejor las vibraciones mecánicas que hacen que el sonido se transmita de un lugar a otro. Respecto del aluminio, el cobre es menos rígido y más denso, combinación que supone una mejor aislación acústica.
Respecto de la tabiquería, planchas de cobre de 2mm de espesor, por ejemplo, aíslan del ruido mucho más que una plancha de madera de 12mm. Además, el cobre se protege mejor contra las agresiones del medio ambiente, por lo que aunque su precio es mayor que el de la madera, éste se relativiza a largo plazo. A esto se suma que el metal rojo es antibacteriano, no se oxida y es 100% reciclable.
"Esperamos que las empresas constructoras se entusiasmen con los resultados que obtuvimos en esta investigación y podamos realizar una segunda etapa, ahora a escala real", dice Delannoy.
Un contaminante nada inofensivo El ruido es el contaminante más común, especialmente en las ciudades, pero aparenta ser inofensivo, ya que sus consecuencias en la salud humana se presentan en el mediano y largo plazo. Quienes estén expuestos a un ruido alto -más de 80 decibeles (dBA)-, en un plazo de 10 años sufrirán una pérdida auditiva considerable. "Lo peor es que en este proceso la persona no se da cuenta, porque los cambios auditivos son pequeños", explica Delannoy. La OMS sugiere valores ambientales máximos al interior de una casa en la ciudad, no mayores que un nivel promedio de 50 decibeles. Para tener una idea, el ambiente de una biblioteca es de 40 dBA; desde la vereda y en una calle muy agitada, el ambiente sobrepasa los 85 dBA, y el despegue de un avión a 70 metros de distancia llega a 120 dBA. |