El grupo de operadores de la mina Esmeralda de Codelco División El Teniente se organizó para apoyar a las y los estudiantes con útiles escolares, juguetes, realizar dinámicas y compartir un desayuno.
La satisfacción de compartir y ver la sonrisa de niños y niñas fue el principal objetivo de un grupo de seis trabajadores de mina Esmeralda, de Codelco División El Teniente, que se organizó en un voluntariado para comprar útiles escolares, juguetes y disfrutar un desayuno con alumnos de primero básico del colegio Manso de Velasco, en la comuna de Rancagua.
“Es bonito ayudar a las personas que lo necesitan, hacer feliz a alguien no cuesta nada”, afirmó Pablo Vera, jefe de Cuadrilla de Perforación y Tronadura en mina Esmeralda. Junto con él, los operadores Francisco Torrealba, Humberto Zúñiga, César Sandoval, Eduardo Silva y Sergio Pizarro, fueron quienes conformaron esta cuadrilla solidaria.
“Ver las caras sonrientes de los niños y niñas nos caló de forma muy profunda y ese cariño que nos mostraron nos da la motivación para seguir haciendo esto. Muchas veces hay prejuicios hacia nosotros y siento que, con estas acciones, vamos cambiando esa mirada que a veces tiene la gente hacia los mineros”, planteó Humberto Zúñiga.
Una dinámica que buscan continuar
Pablo Vera comenta que la iniciativa nació a raíz de la inquietud de los mismos trabajadores. “Preguntamos entre nosotros si alguien conocía casos de personas que realmente necesitaran apoyo. Así nos pusimos de acuerdo y rápidamente llegamos con la ayuda. Creemos que hay un estigma en Rancagua hacia el minero y sentimos que, de a poco, ha ido cambiando”, apuntó.
En esa misma línea, el operador César Sandoval agrega que esta no es la primera vez que se organizan para brindar apoyos. Hace unos meses, como equipo reunieron un aporte económico para un excompañero de colegio —que tiene problemas de visión— de uno de los trabajadores y, más recientemente, compraron materiales de construcción de una mediagua para una adulta mayor en Lo Miranda.
Sin que lo buscaran, las acciones que realizaron comenzaron a hacerse conocidas en el área de trabajo y tanto colegas como jefaturas los instaron a relatar sus experiencias, lo que hizo que algunos se interesaran en sumarse a causas futuras y, como equipo, ya se organizan para agendar algunas más este fin de año.
“En lo personal, lo que me motivó a participar fueron los niños, el cariño que nos brindaron en el colegio fue impagable. Soy bastante emotivo y me emocioné mucho cuando vi el agradecimiento que tuvieron con nosotros. Esto nos motiva mucho a seguir ayudando a quien lo necesita”, aseveró el operador Francisco Torrealba.