A sus 65 años, Seth Campos ha desarrollado una gran cantidad de tareas en la División El Teniente. A principios de los años 80’, ingresó a trabajar a interior mina. “Partí poniendo rieles, en una empresa contratista, cuando recién se estaban haciendo los piques”, recuerda. “Al tiempo, me puse a pensar un día mientras bajaba en el bus, que no estaba seguro si quería seguir haciendo eso el resto de mi vida y decidí estudiar, haciéndole caso al consejo que me había dado mi abuela”.
¿Qué consejo te dio?
Yo había terminado cuarto medio en una escuela industrial. Estudié mecánica y me puse altiro a trabajar, pero mi abuela me decía que estudiara electricidad, porque había ido un maestro a la casa a arreglar un enchufe. “Mira, él anda con un destornillador y un alicate y cobran caro. Me cobró $500”, me dijo.
Y ese día cuando iba bajando en el bus, decidí hacerle caso y me puse a estudiar electrónica. Me vine a hacer la práctica a la Fundición Caletones y estando en ese proceso, se abrieron las postulaciones y el jefe que yo tenía me preguntó si me interesaba y me pasó un formulario. Pasé las pruebas y entrevistas y entré a trabajar a Sewell, a hacer aseo industrial.
Alcancé a estar unos seis meses y se abrieron cupos que necesitaban mecánicos. Dije que me interesaba y empecé como mecánico base, ahí comencé a hacer mi carrera. Le pedí a mi jefe que me dieran todos los cursos que hubiera y aprendí a soldar, de hidráulica, mantención mecánica… Así empecé a tirar para arriba y se dio la posibilidad de irnos a la mina, a la Fundición o a Colón. Preferí irme a Colón, al molino SAG (molienda semi autógena).
¿Y hoy, de qué se trata tu trabajo?
Soy jefe de Mantenimiento de la Planta SAG. Nuestro trabajo comprende la mantención de los molinos, chancadores, correas, todo lo que implica este proceso. Acá recibimos el material de la mina, lo molemos en los molinos y luego pasa por los chancadores. Después el producto se manda al área de Filtros.
Me relaciono la mayor parte del tiempo con empresas colaboradoras. Inicio el día con reuniones con las personas del área de operaciones, recibimos las pautas de trabajo y vemos también el programa semanal de rutinas diarias que tenemos planificado. Luego tengo reuniones con los líderes de la empresa que tiene el contrato de mantenimiento y salimos a terreno.
¿Qué hacen en terreno?
Revisamos cada pauta, cómo hay que hacerla, cuáles son los peligros que implica, si hay trabajo en altura, preparar los papeles necesarios porque detrás de cada tarea hay todo un proceso, protocolos y coordinaciones. Algunas cosas las podemos resolver rápido, pero otras nos pueden llevar horas y debemos planificarlas.
Un trabajo que en sí puede significar 10 minutos, tiene un proceso detrás que puede significar horas, porque si implica, por ejemplo, trabajo en altura o espacios confinados, hay que resguardar el área, seguir los protocolos de seguridad y esos preparativos toman tiempo.
En todos los años que llevo aquí, siempre me han recalcado, primero a mí, que me cuidara, que tenía que llegar bien a la casa. Ahora que soy jefe de Mantenimiento, mi labor es cuidar que quienes trabajen conmigo lleguen todos bien a sus hogares, esa es mi labor fundamental.
¿Qué sientes que te ha entregado El Teniente en tu vida?
Yo le tengo cariño a esta empresa, mucho cariño. Porque me hizo profesional, me moldeó, me formó de venir a palear a hoy ser jefe de Mantenimiento. Por eso soy muy agradecido de El Teniente. También gracias a ello le doy educación universitaria a mis dos hijos, tengo una casa y me puedo dar algunos gustos.
¿Qué significa para ti trabajar en Codelco, una empresa que entrega sus excedentes a todos los chilenos?
Cuando a uno le dicen que “Damos todo por Chile”, realmente lo sentimos así. Hay quienes de verdad lo sentimos de esa manera, que damos todo por Chile, que nos sacrificamos para que lleguen esos recursos al país. Uno sabe que cuando se construye un nuevo camino, una nueva escuela, hay parte de uno ahí también, de lo que hacemos y eso me deja muy satisfecho, es un orgullo tremendo.