El equipo parvulario del Jardín Infantil de la Población Dintrans, en Rancagua, participó en la primera “Ruta de la Basura”, actividad organizada como parte del Programa Educación Ambiental del Agua 2024, el plan formativo que surgió del convenio entre la Junta de Vigilancia del Río Cachapoal Primera Sección y sus Afluentes, y la Gerencia de Sustentabilidad y Asuntos Externos de Codelco División El Teniente.

Vanessa Mancisidor, coordinadora del programa, agradeció a “todo el equipo del Jardín infantil por la salida a conocer esta realidad a pocas cuadras del establecimiento y la importancia que tiene su trabajo para enseñar a los más pequeños y pequeñas para crear hábitos de respeto por su entorno y por el cuidado del agua”.

Durante la jornada, el equipo recorrió dos puntos críticos del cauce ubicados a pocos metros del jardín. El primero fue el puente de la calle Eusebio Lillo, un acceso clave a la población Dintrans. El segundo se localiza a 50 metros al poniente del canal, en un terreno sin construir que está contemplado en el plan para el futuro Parque Cachapoal.

Rubén Garay, celador del canal San Pedro, explicó las dificultades que enfrentan los y las canalistas para cambiar la costumbre de utilizar los canales como vertederos en áreas urbanas. “Aquí tuvimos que construir una gran zanja paralela al canal para impedir que se siguiera botando basura al cauce”, detalló.

El proyecto, que se desarrollará a lo largo de este año, aspira generar el triple valor ( económico, social y ambiental) y sustentar la estrategia de la División El Teniente, que impulsa diversas iniciativas para promover el uso eficiente del recurso hídrico.

Línea educativa del programa

En la población Dintrans de Rancagua, el Jardín Infantil se ha convertido en un pilar fundamental del programa, con más de 20 talleres que han involucrado a apoderados, apoderadas, educadores, educadoras y estudiantes. Gracias al apoyo de la comunidad educativa, se busca fomentar desde la conciencia ambiental y el cuidado del entorno.

Carlos Vásquez, supervisor de Desarrollo Comunitario, señaló que “aplicar este programa es crucial porque no solo educa a los niños sobre el cuidado del agua, sino que también fortalece que la comunidad genere conciencia colectiva. Este enfoque no solo beneficia al entorno natural, sino que también aporta al bienestar social y fomenta prácticas sostenibles, alineándose con nuestro compromiso de crear valor social y ambiental”.

Entre las actividades destacadas se encuentran los talleres para párvulos realizados en colaboración con el equipo educativo. Estas sesiones acercan a los niños al cuidado del agua de manera lúdica, a través de juegos, cuentos y actividades prácticas.

Durante cinco años, el Programa de Educación Ambiental del Agua ha sido implementado en diversas localidades como Coya, Chacayes, Rancagua y Olivar. A través de una colaboración activa se han realizado más de 100 talleres que han beneficiado a más de 1.600 personas.