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La pila de Bagdad

¿Cuándo crees que se inventaron las pilas que permiten el funcionamiento de relojes, teléfonos y juguetes? ¿Hace 50 años? ¿Hace 100? Ocurre que fue hace más de dos mil años, y el cobre tuvo un rol protagónico en su creación. Acá te contamos la historia.

En 1936, durante unas excavaciones en una aldea cercana a Bagdad (Irak), se descubrió una pequeña vasija que contenía un cilindro hueco de cobre, fijado con asfalto y con una vara de hierro en su interior. Según los análisis posteriores, el objeto databa del año 200 antes de Cristo y en su borde estaba soldado con una aleación de estaño muy parecida a las soldaduras modernas.

Excavaciones posteriores dieron con más de 60 piezas similares, algunas de ellas con el cilindro de cobre recubierto de plata. ¿Para qué podía servir un aparato así? Fue la pregunta que se hizo el arqueólogo alemán Wilhem König, quien en 1939 logró determinar que se trataba de una pila eléctrica. Incluso la conectó una lámpara que encendió débilmente.

Posteriormente, Willard Gray, ingeniero de General Electric, construyó una réplica del objeto y, utilizando una solución de sulfato de cobre, obtuvo medio voltio de electricidad. Además introdujo una estatuilla de plata, la que a las dos horas se volvió dorada, por lo que estableció que su probable uso era restaurar objetos de plata.

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En 1970, el egiptólogo alemán Arne Eggebecht construyó una nueva réplica de lo que ya era conocido como la "Pila de Bagdad" y la rellenó con jugo de uva recién prensada, como supuso que habrían hecho los usuarios originales: obtuvo 0,87 voltios de energía eléctrica. Y de paso probó que las pilas, gracias al cobre, se habían inventado 1.800 años antes de que a Alessandro Volta tuviera su idea, en 1799.

Lo que aún no se ha podido comprobar científicamente es la función que se le daba a estos cilindros de cobre, lo que constituye otro de los grandes misterios de la antigüedad.