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Lámparas de cobre: de Colina a Milán

Lámparas de cobre de joven diseñadora chilena concitaron el interés de expertos y público en la feria de diseño más importante del mundo.

Santiago, 7 de mayo 2013.- Estefanía Johnson Sepúlveda cursaba tercer año de Diseño en la Universidad Diego Portales cuando recibió una lámina de cobre. Tenía entonces 22 años. La “tarea” era hacer luminarias con ella en el ramo más importante de la carrera. Pero ella no diseño una lámpara cualquiera, sino un diseño mucho más elaborado. Más innovador: un revestimiento de muros con módulos que pueden generar diferentes composiciones según las necesidades estéticas y de iluminación de cada espacio. Su proyecto fue de los mejores de la clase. Huelga decir que aprobó el ramo con muy buenas calificaciones. 

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Aquella fue su primera aproximación con las láminas de cobre y con Codelco, proveedor de los insumos para aquella particular asignación académica. Corría el año 2008.

Pasó el tiempo y de aquella tarea universitaria sólo quedaba el recuerdo gratificante y un modelo de insospechadas potencialidades. No fue menor entonces la sorpresa de Estefanía cuando Víctor Pérez, gerente de Desarrollo Comercial y Nuevos Mercados de Codelco, se acordó de ella y de sus lámparas para restablecer el vínculo perdido hacía casi tres años.

El desafío ahora era mucho más ambicioso que una simple tarea en un ramo de Diseño. Le propusieron hacerse cargo del taller laboral que Codelco apadrina hace más de ocho años en el Centro Penitenciario de Colina. Allí, una veintena de internos trabajaría en hacer realidad los diseños que Estefanía soñaba cuando estaba en la universidad. “Trabajar en esos talleres ha sido una gran experiencia. Llegue allí sin grandes prejuicios -porque siempre los hay- y me encontré con personas trabajadoras y comprometidas que me han enseñado más de lo que ellos pueden haber aprendido de mí”, recuerda ahora.

La misión fue un éxito rotundo y las lámparas se transformaron en un producto de primera calidad que obtuvo reconocimiento inmediato.
Mario Campos, ingeniero de estudios de la Gerencia de Planificación Comercial y Desarrollo de Mercados de Codelco, destaca la importancia de estos talleres para la Corporación. “En términos de reinserción laboral tiene un significado muy importante para Codelco. Capacitamos a más de 20 internos por año, para efectuar labores de maquila y ensamblado de productos de cobre. Actualmente, con los diseños de Estefania, los internos se han capacitado para operar una máquina plegadora de láminas LEC que instalamos hace menos de un año. Ha sido una gran experiencia para nosotros”, afirma.

En las ligas mayores

Con los buenos resultados del trabajo en el taller de Colina se abrieron las posibilidades de mostrar los productos. La Bienal de Diseño de Santiago y la tienda Puro Chile, en Nueva York, marcaron la ruta.

Pero el gran salto llegó a comienzos de este año, cuando el proyecto postuló a la Feria Internacional de Diseño de Milán, una de las más importantes del mundo en su tipo. Tanto que casi 350 mil personas la visitaron entre el 9 y el 14 de abril recién pasado, con una cobertura acreditada de prensa de más de cinco mil 700 profesionales especializados. Dos mil 500 expositores de 160 países reunidos en la capital mundial del diseño. Y entre ellos, Estefanía Johnson y sus lámparas de cobre.
“Todo comenzó con una convocatoria de la Dirección de Asuntos Culturales del Ministerio de Relaciones Exteriores. Nos presentamos al concurso y fuimos seleccionados entre las ocho muestras con que Chile se haría presente en la Feria de Milán. Fue una tremenda alegría haber sido seleccionados. Gracias a un Fondart pudimos costear nuestro traslado y estada allá y logramos ser parte de esta muestra que reúne lo más destacado del diseño a nivel mundial”, cuenta Estefanía.

Un éxito rotundo

Una vez en Milán la muestra chilena recibió innumerables visitas. Desde público especializado en diseño hasta familias que llegaban el fin de semana a conocer las instalaciones más vanguardista del mundo entero. Una gran oportunidad para hacer contactos de negocios sin dudas aprovechada por Estefanía, su socio y sus lámparas. “Nos fue muy bien. La verdad es que conocimos mucha gente que se mostró muy interesada en lo que hacemos. Gente que preguntaba por las lámparas para sus casas y empresarios y distribuidores interesados en producir y comercializar nuestros trabajos”, señala. Ya hay conversaciones avanzadas con inversionistas mexicanos y holandeses.

“Siempre supe que nos iba a ir bien. La feria es impresionante. Tuve que aprender a decir cobre en italiano, que se dice rame, y ni siquiera se parece a cómo lo decimos en español. Nuestro trabajo llamó mucho la atención. Imagínate un muro de cobre que la gente llegaba a tocar porque le llamaba la atención su textura y color. Hicimos muchísimos contactos que estamos recién decantando, desde tiendas de diseño, fabricantes y mucha prensa a la que le llamó la atención todo lo que mostramos”, expresa.

El vínculo con Codelco se mantendrá en el tiempo. No sólo a través del Taller en la Cárcel de Colina, sino también como proveedores de las láminas electrolíticas de cobre, producto que da vida y transforma en realidad lo que hasta hace no muchos años era sólo un sueño de una joven estudiante de diseño.

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