Al borde de la carretera que conduce hasta la comuna de Quintero se encuentra el campo de Adriana Palma, acérrima amante de los animales y cuya historia cautiva a todos quienes la visitan. Oculto entre los árboles, habita en un valle donde conviven ovejas, cabras, vacas, gansos y gallinas, sus mascotas adoradas y por quienes dice "dar la vida".
Adriana es una de las usuarias del Programa de Desarrollo Local, PRODESAL, el cual es ejecutado por la municipalidad de Quintero en conjunto con Codelco Ventanas. Gracias a este apoyo, ella pudo dar el impulso necesario para levantar un negocio de productos derivados de sus animales. "Esta vida era mi deseo, por lo que hace cinco años inicié un negocio familiar para producir leche y queso de cabra", explica. Con el financiamiento del Programa Ganadero Caprino, adquirió una bomba de agua con Hidropack para su estanque acumulador de agua, además de mejorar la bodega de almacenaje de forraje. Con ello emprendió lo que cataloga como su pasión.
"Para mí, ellos son lo primero", dice Adriana en relación a sus animales. Y no exagera. Su rutina comienza a las 6 de la mañana y termina recién a la 1 de la madrugada, solamente cuando todos están dormidos. "Acá no hay descanso, ni tiempos libres ni feriados. Se trata de un trabajo de 24 horas. Sacrificado. Hay quienes me dicen que yo vivo por mis animales, y es verdad: yo dejo de comer por ellos. Pero eso es porque para mí, lo importante, es que ellos estén bien", dice sin desviarle la mirada a uno de sus chivos de solo dos semanas.
Su vida es austera y sencilla. Desde pequeña prefirió pasar sus tiempos libres disfrutando con sus mascotas, pasión heredada de su madre. "Ella siempre nos enseñó que son tan importantes como una, que hay que alimentarlos, protegerlos", explica. Hoy vive blindada de animales en cada rincón de su hogar. Es un amor recíproco: camina unos pasos y sus mascotas la escoltan hacia donde se dirija.