Operaciones

Yupanqui, los Jesuitas, la Quintrala y la mina subterránea más grande del mundo

Cuando el inca que conquistó la fortaleza de La Compañía, en la actual comuna de Graneros, le informó a su jefe Yupanqui que los promaucaes (gente salvaje) tenían adornos y utensilios domésticos y de caza confeccionados con cobre, no podía adivinar que éstos provenían de la que sería, 500 años más tarde, la mina subterránea más grande del mundo.

Durante la Colonia, el yacimiento era conocido con el nombre de "La Fortuna". A contar de 1760 se le denominó como la mina "del Teniente" por su descubridor, quien sería un oficial del ejército español, fugitivo de la justicia. Éste se habría escondido en una cueva donde divisó las vetas del mineral, encontrando así este depósito.

Su primer dueño fue el capitán de la conquista, Andrés de Torquemada. Recibió las tierras por su desempeño en la lucha contra los indígenas. Posteriormente, legó la propiedad a la orden de los Jesuitas. Por esa razón, el extenso terreno se conoció como la Hacienda de la Compañía, al que más adelante se anexaron tierras que la legendaria terrateniente de la zona, Catalina de los Ríos y Lisperguer, más conocida como La Quintrala, traspasó a los Jesuitas, en pago de deudas.

Cuando la orden religiosa fue expulsada de España y de las colonias en América, la Hacienda se subastó y fue adquirida por Mateo de Toro y Zambrano, pero su yerno, Juan de Dios Correa y Saa, fue quien explotó por primera vez este yacimiento, quien al cabo de algunos años la abandonó después de que una inundación provocara daños irreparables.

Posteriomente, el ingeniero en minas italiano Marcos Chiapponi envió una carta al estadounidense William Braden, donde exponía los argumentos que hacían interesante invertir en El Teniente. Braden viaja a Chile para evaluar personalmente el negocio. Entusiasmado con el proyecto, preparó todo para la gran hazaña con su sociedad Braden Copper Company.

Un decreto del Ministerio de Hacienda del 29 de abril de 1905 autorizó a la empresa norteamericana para iniciar las operaciones industriales de El Teniente, marcando el nacimiento de la gran minería del cobre en Chile.

La primera meta fue activar las operaciones del yacimiento durante ese año y para lograrlo, se inició la construcción de un camino de carretas desde la estación de Graneros hasta la mina. A esta tarea se abocaron más de 500 trabajadores en una verdadera lucha contra la naturaleza.

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Todo el material necesario para la construcción se trajo de Estados Unidos y centenares de carretas lo transportaron a la alta cordillera.Entre 1905 y 1906 hubo hasta 250 carretas en el camino a un mismo tiempo. Con un promedio de diez bueyes por cada una, el traslado de material superó las 4 mil toneladas de carga. La compañía minera utilizó este rudimentario camino hasta 1922.

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Con El Teniente ya funcionando en su primer año, se obtuvieron 250 toneladas diarias de mineral tratado.

Desde aquellos lejanos tiempos, El Teniente ha tenido un crecimiento permanente y se ha convertido en un referente mundial en minería subterránea, destacando por su modernidad y el uso de tecnología de punta en sus operaciones.

Desde 1976 El Teniente es parte dela Corporación Nacional del Cobre, CODELCO, la mayor productora del metal rojo en el mundo. Hoy, El Teniente se prepara para el futuro impulsando un nuevo desafío minero que le permitirá continuar produciendo por lo menos 50 años más. Se trata del proyecto estructural Nuevo Nivel Mina, una gran obra que profundizará la explotación del yacimiento, sumando reservas que ascienden a 2.000 millones de toneladas.

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