Los nuevos compartimientos, además de ser más grandes, están hechos de plástico de alta densidad que elimina los problemas con el óxido y la humedad.
Espacios más amplios y ordenados, sin el riesgo a que aparezca óxido y problemas por la humedad, a la vez que se elimina el mal uso de candados subestándar, son sólo algunos de los beneficios que han visto las y los trabajadores de la Unidad de Mantenimiento Eléctrico de la Gerencia Fundición, al modernizar los casilleros de su taller y casas de cambio.
La iniciativa –que aún se está ejecutando para llegar a toda la gerencia– pretende cambiar los clásicos casilleros metálicos, que desde siempre han existido en esta unidad de negocio y en otras áreas de Chuquicamata, por unos de plástico de alta densidad, con un mayor tamaño y mejor tecnología de cierre.
“Hacer este cambio nos da dos ganancias, por una parte son más grandes, por lo que hay mayor capacidad para guardar las cosas y lo otro, es que nos permitirán eliminar dos elementos de riesgo que tenemos con los casilleros metálicos, como la oxidación y los efectos de la humedad”, comentó Fabio Fuentes, analista de Gestión de la Fundición.
Pequeños grandes cambios
La necesidad de hacer esta modificación nació de los propios trabajadores y de su preocupación por la seguridad, quienes dieron a conocer las oportunidades de mejora.
“La ganancia no sólo es que tengamos compartimientos más grandes y haya un mayor ordenamiento, sino que esta iniciativa va muy en línea con el cumplimiento de los Estándares de Salud en el Trabajo, la ergonomía y especialmente por el reglamento interno de orden, higiene y seguridad que, entre otras cosas, nos exige tener bien segregada la ropa limpia de la sucia”, explicó Erik Lagunas, jefe de turno Mantenimiento Eléctrico de Fundición.
Actualmente han cambiado 50 casilleros de la Casa de Cambio N°2 y la misma cantidad al interior del propio taller de Mantenimiento Eléctrico, ya que en dicho espacio los utilizan para guardar las herramientas de cada trabajador.
“Cuando ingresé al área me tocó un casillero que había sido de alguien más y que no estaba en las mejores condiciones, pero con la llegada de estos se nota mucho la diferencia. Son más grandes y se pueden personalizar los compartimientos en su interior y desde que lo uso me he dado cuenta que el olor y la humedad no queda atrapada como pasaba con los antiguos. Estoy muy contento con esta gestión”, valoró Erik Bustamante, mantenedor eléctrico base de la Fundición.
Finalmente, este tipo de compartimiento ya no necesita usar candados, pues trae su propia chapa y juego de llaves – dos - que se le entregan a cada trabajadora y trabajador. En caso de alguna emergencia existe una llave maestra que mantiene la administración del área y, que con la debida autorización, puede abrir el casillero sin que sea necesario forzar su cerradura.
De esta manera, la iniciativa se suma a una serie de cambios que están realizando en la Fundición en el marco de la transformación de Chuquicamata y que busca mejorar el estándar de las instalaciones y la calidad de vida de sus trabajadoras y trabajadores.