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Con una romería chuquicamatinos conmemoraron 49 años del polvorazo en la mina

El encuentro se inició a las afueras de la Parroquia el Salvador de Chuquicamata, para dirigirse al cementerio del mineral. En este lugar se homenajeó a las personas que ahí yacen, recordando la tronadura del 5 de septiembre de 1967 y a los primeros mineros que están en el cementerio de Placilla

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La muerte sólo se presenta cuando se olvida, por eso conmemorar a quienes no están físicamente por su trabajo y por lo que entregaron en vida, es parte de las actividades que se realizaron en el marco de los 101 años del aniversario de Chuquicamata.

“Visitar a todos los difuntos que fueron chuquicamatinos, siempre es importante. En lo personal es doble emoción, porque tengo a mi padre y hermanos sepultados en este cementerio. Ahora hay que continuar luchando por Chuquicamata para declararlo patrimonio de la humanidad”, dijo Érika Gómez, representante de la Agrupación Hijos y Amigos de Chuquicamata.

La banda de guerra de la Escuela Industrial San José, inició la romería que recorrió las calles principales del ex campamento, dirigiéndose al cementerio del mineral, donde descansan chuquicamatinos y chuquicamatinas que tanto valor le dieron este asentamiento minero. Algunos de ellos fallecieron en el polvorazo del 5 de septiembre de 1967. Mientras que al final de la ceremonia se entregaron ofrendas florales a los primeros mineros que explotaron la mina a rajo abierto, quienes se encuentran en el Cementerio de Placilla.  

“Gran parte de nuestros compañeros son nacidos y criados en Chuquicamata. Hoy, ser parte de los 101 años del campamento es muy importante, así como visitar a los caídos también representa el compromiso que tenemos con el mineral y con cada uno de nuestros amigos”, comentó  Sergio Robles, ex alumno y miembro de la banda de la Escuela Industrial San José.

Galvarino Muñoz, ex estudiante de la Escuela San José, mencionó que “los que tenemos fe y confiamos en dios, creemos que la muerte no existe, es un paso. Por eso esta romería al cementerio de Chuquicamata se vive con alegría, porque llevamos a nuestros compañeros de la escuela San José en el corazón. La enseñanza que yo tengo dice que viven, porque es su cuerpo el que ya  no está con nosotros, pero sí su espíritu”.

Con gran emoción, María Mérida, comentó que  “la romería refleja el arraigo que tenemos los chuquicamatinos por nuestra tierra y recordar a quienes entregaron su vida a este mineral es muy importante, porque lo tenemos en el corazón y nunca olvidaremos nuestras raíces”.

Los cementerios guardan silenciosamente la historia de los pueblos. Para los asistentes a la romería, este es un ritual que con orgullo se realizan, porque además de visitar a familiares fallecidos, también es un reconocimiento al legado y al trabajo de preservar las tradiciones y la cultura chuquicamatina. 

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