15 años de investigación dan vida a este interesante aporte al conocimiento de nuestro patrimonio, donde Sewell, Potrerillos, Chuquicamata y El Salvador ocupan extensos capítulos.
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En distintas regiones de Chile, las ciudades del cobre son testimonio de un país cuya historia y desarrollo económico ha estado –en los últimos 100 años- fuertemente ligado a la gran minería del cobre. “Las Ciudades del Cobre” es precisamente el título de un libro que resume los 15 años de investigación de un equipo de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos de la Pontificia Universidad Católica, encabezado por el académico y arquitecto Eugenio Garcés.
El libro, que fue lanzado este miércoles 28 de noviembre en el Centro de Extensión de la UC, pudo ser editado gracias al aporte financiero de Codelco, y las mineras Doña Inés de Collahuasi y Anaconda Chile, mientras que el proyecto contó con el apoyo de Minera Escondida.
La llegada de la Banda de la Brigada de Scouts Nº 1 de Sewell marcó el inicio y cierre de la ceremonia, recordando que la más antigua de estas ciudades es precisamente Sewell, fundada en 1905 y declarada sitio Patrimonio Mundial de la Unesco el año 2005.
Así como ella, también Chuquicamata, Potrerillos y El Salvador ocupan importantes páginas de este libro, escrito por Garcés, junto a los también arquitectos y académicos Marcelo Cooper y Mauricio Baros.
Ciudades únicas en el mundo
“Este país ha vivido y se ha configurado por las diferentes minerías”, dijo el historiador y experto en temas de urbanismo Miguel Laborde, al comentar el libro durante la ceremonia.
Miembro del Directorio de la Corporación Patrimonio Cultural de Chile y de la Sociedad Chilena de Historia y Geografía, entre otras entidades culturales, y director de la Revista Universitaria de la UC, Laborde destacó que los asentamientos urbanos de la minería del cobre son únicos en el mundo, porque al estar lejos de todo, exigieron un nivel de planificación excepcional: “es como hacer estaciones orbitales, donde todo debe ser perfectamente planificado. Porque todo error, por las distancias, se paga sumamente caro”.
Éste, como otros elementos, son los que configuran la soledad de estos asentamientos, que, con el tiempo, tienden al abandono, dijo, y enfatizó la relevancia histórica de éstos conjuntos urbanos, que “en la medida que se fueron encontrando grandes yacimientos a lo largo del siglo, estos asentamientos asociados a la minería del cobre fueron recogiendo y plasmando todos los cambios, las tendencias, los perfeccionamientos en esta disciplina (el urbanismo) durante el siglo XX completo”.
Las ciudades de Codelco
El arquitecto Eugenio Garcés – quien ya en 1999 había publicado el libro “Las Ciudades del Salitre”, incorporado a la Memoria Chilena de la Biblioteca Nacional (www.memoriachilena.cl) –, agradeció a Codelco y las demás mineras su aporte para hacer posible la edición del libro. Destacó el valor patrimonial de los conjuntos urbanos construidos en torno a los yacimientos de Codelco, los que – dijo – han contribuido a la identidad de Chile como país minero y constituyen una “memoria cultural de los grandes procesos mineros”.
Por lo mismo, hizo un llamado a preservarlos y destacó especialmente, en el caso de Sewell, “el esfuerzo hecho por División El Teniente de Codelco por conservarlos e integrarlos con circuitos complementarios de la actividad minera, en este caso, los turísticos”.
En relación a Potrerillos, señaló que “sería de todo interés conservar partes completas del campamento y de sus principales edificios, para preservar e interpretar este paisaje de la industria.
Se refirió al reciente cierre de Chuquicamata y a los planes de preservar su centro cívico, operación que debiera llevarse más allá de la condición teatral y fotogénica de las restauradas fachadas, en favor de incorporar vitalidad activa a las áreas preservadas, para nuevos usos relacionados con el patrimonio minero, la educación, las actividades culturales y recreativas, y nuevos desarrollos económicos en base al turismo cultural”.
El académico y arquitecto, experto en investigación de asentamientos urbanos, señaló que El Salvador es distinto a los casos anteriores, porque es una auténtica ciudad todavía habitada y bien dotada de viviendas, servicios y equipamientos, incluido aeropuerto, estadio de fútbol y hospital.
“Nuestra identidad está cifrada, en buena parte, en estos paisajes culturales que la minería del cobre ha colaborado a construir entre el primer y el segundo centenario de Chile que nos aprontamos a celebrar”, concluyó Garcés.