“Mi hermano, primos y tíos trabajan acá. Somos una familia tenientina”, cuenta Manuel Cantillana, operador de la Planta de Tratamiento de Escoria (PTE) de la División El Teniente. “Mis abuelos, de parte de papá y mamá, nacieron en Sewell, eran mineros”, agrega el hombre que lleva siete años trabajando en la empresa. “He aprendido que trabajar aquí es tener otra familia más”, asegura.
¿Cómo llegaste a la División?
No estaba en mis planes entrar a la minería. Soy mecánico automotriz, venía de un ámbito totalmente diferente. Pero postulé para operador Mina, fui pasando etapas, llegué al final y me dijeron que no, pero después me llamaron porque les había gustado mi perfil para la Planta. Fui a una entrevista y quedé.
¿De qué se trata tu trabajo?
Aquí operamos todas las áreas de la PTE. No tenemos operadores designados a un área específica. Aquí somos tres operadores de terreno que nos vamos rotando. Aquí hay chancado, molienda, flotación, espesamiento, filtrado y desplazamiento positivo en relave. Mi día a día depende del área que me toque.
En la molienda es importante, por ejemplo, estar atento a los niveles de bolas (que están dentro del molino), también a las correas. En el chancado se inspecciona que los equipos estén en buenas condiciones y en servicio.
La flotación es el alma de esta planta, es un proceso químico que se alimenta con concentrado y acá sacamos uno más limpio y se separa la merma.
¿Qué significa para ti trabajar en El Teniente?
Trabajar aquí ha sido un proceso de aprendizaje, en el que me saqué los prejuicios. Estar acá fue un cambio de paradigma. En las áreas que he trabajado todos hacemos la pega, nadie se viene a sentar. Hay mucho terreno y aquí nos apoyamos. Si estoy en un área y llega un mensaje por radio que un colega tiene un problema al otro lado, me acerco a ayudarle. Y sé que al revés también pasa lo mismo.
En lo personal, trabajar acá me ha hecho cambiar muchas cosas. He compartido con personas de 60 años y también con otros más jóvenes que tienen otra mirada. Eso me enseñó a no desvalorizar a la gente antigua y aspirar a más y a ser mejor siempre.