En la cadena de la industria del cobre las empresas mineras como Codelco extraen el mineral desde los yacimientos y lo procesan para obtener un metal de alta pureza que venden a sus principales clientes, los fabricantes de semielaborados, quienes a su vez lo transformarán para ofrecerlo en forma atractiva a productores de artículos de consumo.
Las empresas mineras productoras de cobre como materia prima y sus clientes mantienen un mercado de unos 30.000 millones de dólares anuales.
Los productores de cobre y sus clientes realizan las transacciones del metal rojizo en tres mercados internacionales: la Bolsa de Metales de Londres, el COMEX de la Bolsa Mercantil de Nueva York y la Bolsa de Metales de Shanghai.
Al converger en estos tres escenarios los productores y consumidores cuentan con todas las facilidades necesarias para realizar sus operaciones de compra y venta, y al mismo tiempo participan de un mecanismo que facilita las operaciones de fijación de precios basados en la oferta y la demanda.
Las bolsas establecen un precio del día y además cotizaciones para las transacciones a futuro, lo cual ofrece un interesante escenario para negociar contratos y opciones de compra sobre lotes de cobre.
En Londres el cobre es comerciado en dólares y en lotes de 25 toneladas, en Nueva York los negocios se hacen sobre la base de lotes de 25.000 libras cotizados en centavos de dólar, y en Shanghai en lotes de cinco toneladas cotizados en renminbi.
El precio del cobre depende de las condiciones del mercado internacional, y tiende a subir cuando la demanda es más fuerte.
Uno de los desafíos importantes para los productores de este metal es la defensa y el desarrollo de los mercados. En el caso de Codelco este es un objetivo estratégico que implica la detección de nuevos focos de demanda, y la promoción del cobre como un material moderno cuyas propiedades son importantes para los consumidores del futuro.
Las amenazas para el cobre en los mercados internacionales surgen por el uso de materiales sustitutos como el plástico, por el desarrollo tecnológico que conlleva la miniaturización y la llegada de nuevas aplicaciones como las comunicaciones inalámbricas, y por presiones ambientales y de salud.
Sin embargo el cobre tiene el potencial para superar estos escollos pues su uso es fundamental para la evolución de la sociedad industrial y para el desarrollo tecnológico. Hacia el futuro ya se prevén novedosas aplicaciones para este metal de origen prehistórico.
En el caso de la salud y el ambiente, los productores realizan esfuerzos para que la minería del cobre sea sustentable, mediante la aplicación de procesos cada vez más limpios, la acción ante la comunidad y la promoción de sus cualidades: es reciclable y permite un aprovechamiento más eficiente de la energía.
El cobre, además, es esencial para la vida. Todos los humanos debemos consumir cobre a través de los alimentos. Y aunque un consumo excesivo puede causar trastornos, es mucho más común la deficiencia en la ingestión de este alimento.
"El cobre, conexión vital", dice el lema de la International Copper Association (ICA), la principal organización de productores.
En cuanto a la apertura de nuevas oportunidades de mercado, una de las de mayor interés es la exploración de focos de demanda emergentes en economías en desarrollo que experimentan una fuerte expansión, como las de China e India.
También se espera que otros países aumenten su consumo de cobre en la medida que avancen en sus niveles de desarrollo social y económico. El consumo per cápita de un país desarrollado, de entre 10 y 20 kilos al año, es diez veces mayor que el de los países en vías de desarrollo.
¿Será necesario el cobre en el futuro? La respuesta a esa pregunta es que será indispensable, en especial por las tendencias de una civilización que avanza hacia un mayor consumo de energía, un mayor uso de las tecnologías de la información y la comunicación, una mayor necesidad de confort y seguridad, y una mayor preocupación por el medio ambiente y la salud.